No somos tan independientes ni tan sólidos
La segunda dimensión que nos confunde es la creencia de que somos seres
independientes. Queremos actuar a nuestra manera para, así, aliviar el
sentido de carencia y no nos preocupamos por lo que le ocurra a los demás.
No obstante, la realidad es que nuestras vidas están entretejidas .
Tratamos de solucionar el problema esencial con dinero
En tercer lugar, las escuelas budistas señalan que es necesario desvanecer
nuestra idea de que somos sustanciales. Cada vez que conocemos a alguien nuevo
vemos que desean saber quiénes somos. Por lo regular tenemos ya una historia
bien construida para presentarnos. El dinero aflorará y modelará gran
parte de nuestra identidad, ya que pasamos mucho tiempo ganándolo y gastándolo.
Se ve en la ropa que traemos, el lugar donde vivimos, el auto que manejamos.
Lo cierto es que no hay límites para lo que somos, todo un flujo interminable
de procesos cambiantes que no se pueden limitar a una identidad en particular.
Sin embargo, intentamos compensar nuestro sentido de que estamos incompletos
manteniendo la fantasía de que podemos ser, con una personalidad permanente,
independiente y sustancial. Utilizamos nuestra energía (y eso incluye
al dinero) para llevarlo a cabo.
Una feliz alternativa en el ejemplo de un bodhisatva
La buena noticia es que
podemos aprender a vivir de un modo que nos ayude a estar menos ofuscados
y a ser menos reactivos. Podemos, en cambio, cultivar un estilo más sabio
y creativo, rumbo a la abundancia. Las escrituras del mahayana contemplan el
ideal del bodhisatva, que es un practicante espiritual muy avanzado que se entrega
por completo al beneficio de los demás. En
esas escrituras destaca la leyenda de Vimalakirti, un bodhisatva extremadamente
rico. Él iba a los torneos deportivos y a los casinos pero su finalidad
era contribuir al desarrollo de aquellos que manifestaban un descuidado apego
al juego. Participaba en toda clase de negocios pero no le preocupaba tener
ganancias ni adquirir posesiones. Los empresarios lo respetaban porque estaba
consagrado a difundir la verdad y los terratenientes lo admiraban porque
renunciaba a cometer cualquier agresión vinculada a la propiedad (vea
Robert Thurman, The Holy Teaching of Vimalakirti [University Park y Londres:
Pennsylvania State University Press, 1983).
Que el dinero fluya con sabiduría
Puede ser que la historia de Vimalakirti
nos parezca fuera de nuestros alcances, con el trabajo que nos cuesta estar
aquí y ahora sin reaccionar. Por
fortuna, dentro de cada uno existe la chispa que enciende la conciencia creativa.
Si desarrollamos tales cualidades comenzaremos a cambiar nuestra actitud
hacia el dinero, de manera que se vuelva un medio que procure un rumbo positivo
para nosotros y quienes nos rodean, en lugar de ser una fuente de sufrimientos.
Aprenderemos a utilizarlo y a no dejar que él nos utilice. Las diversas
prácticas
que tomamos de la tradición budista nos permiten disfrutar mejor de la
manera en que lo gastamos, mientras lo hacemos con más sabiduría.
Tendremos más claro cuáles son nuestros propósitos al trabajar
para conseguirlo y al dejarlo fluir.