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Energía sabia que fluye sin dudas ni obstáculos
Seguir el Dharma implica el desarrollo de todos los aspectos de nuestro carácter y de todas las cualidades espirituales. No es un camino sencillo pero, si aceptamos el reto, entonces todo el tiempo que dediquemos a trabajar en la superación de nuestros miedos la serena figura verde oscuro de Amogasiddhi estará a nuestro lado, haciendo la señal de la intrepidez y confiriéndonos su valor y confianza para seguir el camino hasta el final. Amogasiddhi es el Buda de la acción. Es energía completamente liberada, capaz de moverse en cualquier dirección o en todas las direcciones al mismo tiempo. Se le relaciona con el elemento aire. La actividad de Amogasiddhi es espontánea y altruista. Él sale al mundo como una expresión del corazón compasivo de todos los Budas. Representa los “medios hábiles” (upaya kusala), con los cuales los seres iluminados atraen a las personas hacia el Dharma. Amogasiddhi no tiene que detenerse a resolver cuál será el mejor curso de acción o a quién deberá ayudar a continuación. Sus acciones fluyen sin premeditar y surgen de manera natural, de su conciencia panorámica sobre las situaciones. Se dice por eso que la suya es la sabiduría que todo lo logra.

El antídoto contra la envidia y la ansiedad de ganar poder
El veneno espiritual que él transmuta en esa sabiduría es la envidia, el más estéril e infructuoso de los sentimientos. De manera precisa, la envidia se las arregla para unir la avidez con el odio o el resentimiento. La envidia quiere tener éxito pero pone los ojos en el mundo exterior y en los logros de los demás. Amogasiddhi nos enseña a mirar en nuestro interior para poner en marcha nuestros propios recursos. Si vemos muy dentro de nosotros observaremos la ilusoria naturaleza del yo y los demás, de modo que la envidia se convertirá en ecuanimidad. Amogasiddhi preside sobre el reino de los titanes o asuras, seres poderosos y celosos que siempre están compitiendo con los dioses. Son como los políticos de carrera que vemos en nuestro mundo o como los jóvenes ejecutivos, dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguir el puesto del director. Los asuras desprecian la debilidad. Lo único que les inspira respeto es el poder, el dinero y el éxito. No tiene caso echarles un sermón acerca de la gentileza y la humildad. Imaginarán que eres un debilucho tratando de engatusarlos para que renuncien a su superioridad. Lo más seguro es que ni siquiera se detengan a considerar tus argumentos, no sea que por estarte escuchando vengan sus rivales y se les adelanten en el camino.

La sabiduría trascendental que conquista a quienes se creen poderosos
Para conducir a los asuras al Dharma necesitas hacerles ver que posees algo que ellos no tienen. Sólo si consigues igualar su energía y su inventiva lograras que te escuchen. Angulimala sólo escuchó al Buda cuando éste le demostró que tenía poderes que superaban a los suyos. Para tratar con los asuras, Amogasiddhi cuenta con la energía completa de la acción total. Los asuras rinden culto al éxito y el de Amogasiddhi es infalible y libre de obstáculos. Intrépido, desarrollado armónicamente y sin ninguna debilidad que los asuras puedan explotar, no hay manera de derrotarlo. Es alguien al que ellos están preparados para escuchar, un ideal que ellos pueden reconocer. El Buda verde oscuro es una figura que hasta el celoso y suspicaz corazón de un titán puede aprender a amar.

Fuente: Vessantara, Mandala of the Five Buddhas, Windhorse Publications, Traducción y edición de Oscar Franco.