Epítetos de la palabra vajra
El significado de la multiplicación del epíteto del vajra es
que siempre debemos experimentar todo a través de su esencia vajra,
saturándonos de la experiencia de la realidad.
Algunos ejemplos son los siguientes:
La Iluminación,
Bodhi empezó a denominarse vajra-Bodhi,
El corazón que manifestaba la firme resolución de alcanzar la
Iluminación empezó a ser llamado vajrachitta,
El aspecto del ser en el que uno es idéntico al vajra empezó a denominarse el vajrakaya del ser, y que generalmente se traduce como "cuerpo diamantino".
La comunidad de iniciación que recibe el nombre de vajrakula. De modo literal, kula quiere decir "familia", tanto en el sentido ordinario como en el sentido espiritual del término. Una kula es una comunidad de gente que sigue el mismo sendero espiritual, generalmente bajo la guía del mismo maestro.
Al maestro tántrico se le denomino el vajraguru -o vajra-charya, que significa "el gurú real", "el gurú verdadero", "el gurú auténtico", "el gurú de la experiencia directa" "el gurú que hace las cosas en serio".
Juglares tantricos
Además tenemos la vajragita; gita significa "canción".
Vajragita o canción diamantina es la que entona el maestro tántrico
expresando su experiencia directa de la Realidad. Muchos de los maestros tántricos,
especialmente los pertenecientes al medioevo Indio, eran figuras muy poco convencionales;
no tenían la apariencia de gurus ni hablaban o se comportaban como tales.
Con frecuencia la gente no sabía qué eran y parece que rondaban
por los alrededores cantando como juglares. No impartían enseñanzas
de una manera formal, sino que simplemente cantaban, algunas veces sin que
nadie se lo pidiera. Existen varias colecciones de vajragiti en la literatura
tántrica las más conocidas son las "Doha Kosha" o "Colección
de canciones de Sarahapada” así como el gran número de
canciones de Milarepa.
En el ritual tantrico todo es vajra
Todos los objetos y ofrendas que se ocupan en el ritual tántrico llevan
el epíteto vajra: la flor que se ofrece se llama vajrapushpa o "flor
diamantina", porque al ser ofrecida durante el ritual tántrico
la persona tenía que experimentar la realidad última de la flor,
es decir, lo que era la flor realmente. Por medio de este acto no solamente
se ofrecía la flor fenoménica sino además la flor trascendental
-la flor en su esencia trascendental-. La persona lograba experimentar la naturaleza
de la flor en la profundidad de su ser, ofrendando esta experiencia. De una
manera similar, en el ritual tántrico no solamente se toca la campana,
sino que se toca la vajra-campana; no solamente se enciende incienso ordinario
sino vajra incienso; se usa vajra agua, etcétera. Tan sólo había
una cosa que se usaba en el ritual tántrico que no contaba con el epíteto
vajra: el vajra mismo. Era lo único que no era real porque era la Realidad.
Dos figuras asociadas con el vajra
El Bodhisattva Vajrapani.
Vajrapani significa "el que empuña el relámpago", pertenece
tanto al budismo mahayana como al tántrico y cuenta con muchas vertientes
en sus representaciones iracundas y pacíficas. La expresión de
su cara es de ira aterradora y su cuerpo se encuentra rodeado de un halo de
llamas. Se encuentra pisoteando a dos figuras, las cuales representan la ignorancia
y la avaricia; las pisotea de una manera triunfante debido a que las ha destruido.
Está levantando su brazo derecho, empuñando el vajra -el relámpago
diamantino- como si fuera a lanzarlo.
La figura del Vajrasattava
La figura de Vajrasattva era originalmente la de un Bodhisattva, por lo que
sigue siendo representado de este modo, aunque en esencia es un Buda o un
Adi-Buda. Generalmente se le presenta como un hombre joven de dieciséis
años -los hindúes consideran que ésa es la edad más
atractiva-.
Practica de visualización de Vajrasatva
En la práctica de visualización, Vajrasattva es de un color blanco
brillante y se encuentra sobre nuestra cabeza, en medio del cielo azul. En
su corazón encontramos la sílaba Hum, de color azul oscuro. Alrededor
de esta sílaba giran, siguiendo la dirección de las manecillas
del reloj, las letras azules o blancas del mantra de cien sílabas de
Vajrasattva. De la sílaba Hum y de las letras del mantra caen gotas
de néctar, convergiendo en una especie de chorro, un flujo tibio, refrescante,
purificador, que cae en nuestra cabeza y fluye a través de nuestro cuerpo
-por el nervio mediano, a través de los centros psíquicos. En
tanto que realiza su recorrido, limpia toda impureza y cualquier corrupción
en nuestro ser. Mientras nos sentimos limpios, brillantes, resplandecientes
y cristalinos, empezamos a recuperar nuestra pureza original, dándonos
cuenta de que no sólo nos hemos vuelto puros, sino también de
que en las profundidades de nuestro ser siempre lo hemos sido, absolutamente
puros, sin mancha alguna. Al percatamos de esto empezamos a sentir que nos
baña un sentido de Realidad, impregnándonos con su poder; nos
convertimos en Vajrasattva, con el apoyo del vajra, del relámpago sagrado,
del cetro diamantino de los lamas.