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Grandes Discípulos del Buda > Sariputra

Sariputra: el discípulo sabio
Gracias a su profundo conocimiento y su capacidad para el discurso analítico, a Sariputra se le conoce como el “Mariscal del Dharma”. También es muy reconocido por su amabilidad con los demás monjes, sobre todo con los más jóvenes y los ancianos. Fue preeminente entre los principales discípulos del Buda, pero muy modesto y su lealtad y profunda relación con su amigo de la niñez, Modgalyayana, ellos han sido ha sido por muchos años un arquetipo de la amistad espiritual budista.

Juventud de Sariputra
Sariputra nació en el seno de una familia de brahmines, en la aldea de Upatissa, cerca de Rajagraha. Desde muy pequeño demostró una inteligencia excepcional. A temprana edad, comenzó sus estudios formales con un maestro y pronto llegó a ser totalmente versado en el conocimiento brahmánico y podía recitar los textos del hinduismo llamados vedas. Su fama se extendió por toda la región.


Su amigo Modgalyayana
Cerca de Upatissa se encuentra la aldea de Kolita, donde nació otro niño de grandes dotes, Modgalyayana. Desde niños, él y Sariputra fueron grandes amigos. En una ocasión, los dos fueron a un festival anual en Rajagraha. Observando las banales formas en que las personas pasaban el tiempo en la festividad, a Sariputra le sobrevino la sensación de una triste futilidad en todo ello. “Tarde o temprano”, le dijo a su amigo, “todas estas personas habrán muerto. Eso nos incluye a ti y a mí. Todos. Cuando la muerte nos pisa los talones de esta manera, ¿qué caso tiene desperdiciar el tiempo con semejantes distracciones?”. Fue allí, en ese instante, cuando él y Modgalyayana decidieron marcharse y buscar un camino de liberación.

El contexto socio-religioso de Sariputra
En ese tiempo, los filósofos y hombres religiosos gravitaban hacia Rajagraha, que era la capital de Magadha, uno de los reinos más grandes de la India. Esos hombres eran librepensadores que habían decidido marginarse de la formalista religión brahmánica de la época. Muchos de ellos aseguraban enseñar una vía de liberación personal, siguiendo uno u otro medio. Los dos amigos visitaron a diversos maestros. Les impresionó mucho el asceta Sañjaya, quien enseñaba un escepticismo agnóstico y tenía un séquito de varios cientos de discípulos, así que decidieron seguirlo. Pronto se convirtieron en los principales alumnos de Sañjaya, en virtud de sus cualidades sobresalientes pero, como no tardaron en dominar todo lo que él tenía por transmitir, se dieron cuenta que aún no encontraban el camino a la liberación y continuaron en su deseo de descubrir a un verdadero maestro.

El encuentro con el monje Asvayit
Un día, Asvayit, un discípulo del Buda, fue a pedir limosna en Rajagraha. Sostenía con mucho respeto su cuenco de mendicante y se comportaba con una concentración serena, energética, modesta y digna. Este monje causó una profunda impresión en Sariputra cuando lo vio pasar. “¿Será posible que este hombre haya alcanzado la iluminación que busco?”, pensó, “o quizá su maestro lo haya logrado”. De modo que siguió a Asvayit con la esperanza de poder conversar con él.

Una vez que Asvayit terminó su ronda de pedir limosna y tomó sus alimentos, Sariputra se le acercó y lo saludó según la costumbre. “Amigo”, le dijo, “en verdad que me ha impresionado tu apariencia. ¿Quién eres? ¿Y quién es tu maestro?”.

“Soy Asvayit”, contestó el monje. “Dejé el hogar y seguí al Tathágata, el gran maestro iluminado que viene de la tierra de los shakyas”.

“¿Cuál es la doctrina de este gran maestro iluminado?”, preguntó Sariputra, mientras empezaba a estremecerse por la emoción.

“No te lo puedo decir con detalle”, respondió Asvayit, “hace muy poco tiempo que decidí seguirlo y aún me falta mucho por aprender”.

“Pero, por favor, me bastará con escuchar los puntos principales”, insistió Sariputra.
Asvayit reflexionó unos instantes y luego, mirando de frente al joven, pronunció lo que habría de convertirse en una de las más famosas citas en todo el cuerpo de enseñanzas budistas.

De aquellas cosas que surgen por alguna causa,
el Tathágata ha dicho cuál es la causa
y también señaló su punto final.
Ésa es la doctrina del Gran Renunciante.
(Citado por Nyanaponika Thera y Hellmuth Hecker, Great Disciples of the Buddha, Wisdom Publications, Boston 1997, p. 7. El relato completo se encuentra en el Vinaya i.39 en adelante)

Sariputra se cimbró cuando escuchó esto. En un destello, la verdad de la doctrina del origen dependiente impregnó su ser y una percepción liberadora inundó su mente. En ese mismo momento se convirtió en un entrante a la corriente.

La promesa a su amigo
Poco tiempo antes, Sariputra y Modgalyayana se habían prometido mutuamente que si alguno de ellos descubría el camino a la iluminación antes que el otro, buscaría a su compañero para compartir con él la enseñanza. Fiel a su palabra, Sariputra salió de inmediato en busca de Modgalyayana. Éste vio que su amigo se acercaba estremeciéndose por tanta inspiración y comprendió que Sariputra había descubierto la verdad. Conversaron un rato y también Modgalyayana tuvo esa profunda visión. Decidieron, entonces, buscar al Buda y convertirse en sus discípulos.