budismo.com Centro Budista de la Ciudad de México
      Aclarando los principios y las prácticas del Budismo en el mundo.

Las ninfas lo hacen olvidarse de su princesa
Entonces, el Buda tomó a Nanda del brazo y lo llevó en un instante a un mundo celestial, donde vieron quinientas ninfas danzantes de una belleza exquisita, las cuales tenían delicados pies de color rosa.

“¿Ves a esas quinientas ninfas, Nanda?”.

“¡Vaya que las veo, señor!”.

“Dime, entonces, ¿es más atractiva tu joven shakya que estás quinientas ninfas?”.


Nanda no tenía ninguna duda. En comparación con aquellas ninfas su bella shakya era como un mono al que le hubieran mutilado la nariz y las orejas. “¡Disfruta, pues, la vida espiritual, Nanda y te garantizo que tendrás quinientas ninfas como ésas!”. “¡Si el Buda me puede garantizar quinientas ninfas como éstas por supuesto que disfrutaré de la vida espiritual!”.

Nanda cultiva el espíritu para ganar un premio material

Nanda se entregó a la vida espiritual con renovado celo y entusiasmo, sin ocultar en absoluto la fuente de su inspiración. No pasó mucho tiempo antes de que entre los demás discípulos corriera la noticia de que el monje Nanda estaba siguiendo la vida noble con la intención de ganarse a las ninfas. Quienes habían sido sus amigos comenzaron a tratarlo con desdén y ya no querían saber de él. Esto le sorprendió. Luego se sintió avergonzado y humillado por los comentarios llenos de desprecio que aquellos le hacían.

Cuando el deseo se extinguió su premio fue mayor

Se marchó al bosque solo y se dedicó a meditar como nunca antes, tratando de alcanzar la meta de la vida espiritual con una determinación y una energía sin precedentes. Al final, sus esfuerzos sinceros dieron fruto y antes de que saliera el sol logró la iluminación y gozó completamente de toda la sabiduría y la compasión de los budas.

Al día siguiente volvió del bosque y acudió a ver al Buda.

“Señor, acerca de esas quinientas ninfas que me prometiste, te exonero de aquella promesa”.

El Buda sonrió. “Lo sé, Nanda. En cuanto tu corazón se liberó de todos los deseos, también yo me vi libre de lo que hubiere prometido”.

Los que no han llevado una vida espiritual
ni han obtenido la riqueza (de méritos) en su juventud
desfallecen añorando el pasado
como garzas viejas en un estanque sin peces.

Los que no han llevado una vida espiritual
ni han obtenido la riqueza (de méritos) en su juventud
yacen como flechas gastadas
que se lamentan del ayer.
(Dhammapada 155-156)


Fuente: Encounters with Enlightenment, Saddhaloka, Windhorse publications

1    2