Una vez se le pregunto a un maestro de meditación ¿para que
meditar?
El contesto con esta historia, luego la escribió como introducción
a su primer libro de meditación.
La puerta
“En círculos psicoanalíticos se cuenta una
historia bien
conocida acerca de un hombre que es atormentado por un sueño recurrente.
Este hombre se encuentra atrapado en una habitación; es incapaz
de abrir la puerta y escapar. Registra la habitación en busca
de la l1ave, pero nunca puede encontrada. Con todas sus fuerzas intenta abrir
la puerta, pero ésta no se mueve en lo más mínimo. No
hay ninguna manera de salir de la habitación excepto a través
de la puerta que él mismo no puede abrir. Está atrapado
y tiene miedo. En una sesión con su analista el hombre se
refiere a este sueño, el cual ha estado atormentándole durante
años. El
analista atiende cuidadosamente al relato del sueño, prestando
atención a todos los detalles, e indica que quizás la puerta
se abre en la dirección opuesta. Cuando tiene este sueño de nuevo,
el hombre recuerda dicha sugerencia y descubre que la puerta gira hacia dentro
sin resistencia alguna.
Una situación común
Hoy en día mucha gente tiene esta sensación de estar
atrapada, de estar encerrada en una vida que ya no parece ser satisfactoria.
Sintiendo un sentimiento de callada desesperación y mantenido a distancia
a través de una actividad constante o de remedios milagrosos. ¿Quién
de entre nosotros no ha sentido alguna vez la necesidad de escapar hacia una
nueva vida, fantaseando quizás que uno es liberado por un nuevo
y hermoso amante o imaginándonos que ganamos la lotería? Algunos
de nosotros nos pasamos la vida esperando; esperando a que pase algo que
cambie nuestras vidas. Y aun así, la lección más básica
y obvia que la vida ofrece, aparentemente tan difícil de comprender,
es la de que la felicidad es un estado mental, y no algo que pueda ser adquirido
del mundo exterior o de otras personas.
Todos ambicionamos la felicidad, pero la mayoría de nosotros la buscamos fuera de nosotros mismos; en otras personas, en el trabajo, o en las actividades meramente ociosas. Conforme envejecemos nuestros sueños se desvanecen lentamente. Vamos convirtiéndonos en personas menos idealistas, más pragmáticas. Nos conformamos con lo que tenemos y tratamos de ser filosóficos en relación a esos sueños que nunca se cumplieron, o que sí se cumplieron pero resultaron estar vacíos de la promesa que en otro tiempo habían guardado. En su mayoría nuestras vidas se van asentando sobre moldes previsibles, y mientras tanto lo único que hacemos es contemplar tristemente nuestros sueños rotos o vacíos. En su poema "La Puerta", el poeta e inmunólogo checo Miroslav Holub nos incita a tener el valor de contemplar nuestras vidas con nuevos ojos.
Ve y abre la puerta.
Quizás afuera haya un árbol,
Un bosque, un jardín,
Una ciudad mágica.
Ve y abre la puerta.
Quizás haya un perro hurgando.
Quizás veas una cara, o un ojo,
o la imagen de una imagen.
Ve y abre la puerta.
Si hay niebla,
se despejará.
Ve y abre la puerta.
Aunque no haya nada más
que el tictac de la noche,
aunque no haya nada más
que el sordo aire,
aunque no haya nada,
ve y abre la puerta.
Al menos hará viento.
La puerta de la que el poeta habla es la puerta que se abre hacia dentro para revelar nuestras necesidades más profundas al igual que nuestras más elevadas aspiraciones. La meditación es un modo de abrir esa puerta. Al abrirla das el primer paso en el "sueño" del despertar que, a través de la historia, ha sostenido la imaginación de la humanidad. Es un sueño sin final predeterminado; es una aventura -la aventura de recreamos, de reconvertimos-. Es el gran mito humano del trascenderse a uno mismo.
Llamarlo "mito" no implica que sea irreal. Significa, sin embargo, que es más real; significa que comenzamos a conectar con nosotros mismos de una manera más profunda, a experimentamos a nosotros mismos como partes de algo mucho más grande y más inmenso. Nos adentramos en la totalidad del curso de la vida.
La puerta de la meditación
La puerta de la meditación es la puerta de la conciencia y el amor universal,
de la expansión sin un límite conocido. La meditación
empieza con el proceso de adentrarse en uno mismo y nos conduce a emerger en
la corriente misma de la vida, siendo nuestra separación de ésta
la causa de nuestro más profundo descontento. Cuando abrimos esta puerta
nunca sabemos lo que vamos a encontrar -sí, puede que sea "un perro
hurgando", pero quizás haya "un jardín o una ciudad
mágica"-. La meditación es una apertura. Al menos soplará el
viento”
Dh. Paramanada del libro cambia tu mente.