Un sistema de equilibrio moral
Las acciones intencionales producen efectos que el agente experimenta.
La ley del karma gobierna la relación entre la conciencia individual del
sujeto y su mundo objetivo. Se puede decir que el individuo está en una
interacción dialéctica con el mundo.
El orden kármico puede ser visto como una especie de "sistema de retroalimentación" entre el sujeto y el objeto. Un sistema que siempre regresa al punto de equilibrio cuando se le perturba. Cada vez que el sujeto actúa, el equilibrio es perturbado y el sistema entero tiene que adaptarse con la finalidad de restaurar su equilibrio. Las acciones del sujeto dentro de este "sistema de retroalimentacin universal" modifican al objeto, que entonces se adapta para absorber la modificación. A su vez éste retroalimenta el efecto en el sujeto. El tipo de ajuste necesario para restaurar el entasis del sistema depende de la naturaleza de la acción que lo perturbó inicialmente, y así los efectos que retroalimentan al agente, dependen de la intención con la que se actuó.
Los efectos del karma se experimentan
subjetiva y objetivamente
Lo que pensamos, hacemos o decimos refuerza cierta tendencia en nuestra vida
mental, y en ese mismo grado modifica nuestra conciencia. Las imágenes
y recuerdos mentales que se nos ocurren y los estados de ánimo que tenemos
están formados por instancias de pensamieto, por lo que hemos dicho
y hemos hecho en el pasado; éste es el efecto subjetivo. En el plano
objetivo, el efecto de nuestras acciones pasadas puede verse en las situaciones
en que nos encontramos y en las experiencias que vivimos. Debido a que el orden
kármico no está basado en una simple mecánica de causa-efecto,
es difícil de discernir la forma en que nuestras acciones pasadas condicionan
nuestra experiencia y situación objetiva presente.
Relación entre nuestra mente y la vida
Lo que une a la conciencia, la experiencia y las situaciones en que nos encontramos
es un tipo de afinidad. Cuando algo esta siendo atraído, es atraído
por algo de tipo semejante, y las intenciones que se forman en la conciencia
atraen a las experiencias correspondientes. Para dar un ejemplo simple: cuando
me interesé en el budismo por primera vez, repentinamente empecé a
notar al budismo por todas partes; los encabezados en los periódicos
hacían referencia de éste, en los estantes los libros de budismo
parecían resaltar, conocí a gente que me contaba anécdotas
relacionadas con el budismo. Si esos fenómenos estaban allí anteriormente
o no, mi conciencia ahora había hecho una conexión con ellos,
y hasta parecía atraerlos.
El efecto lo determina el estado de mente con el que el acto se realiza
La naturaleza del efecto se encuentra determinada por la naturaleza de
la intención con la que la acción se realiza. Las intenciones
pueden analizarse de acuerdo a si éstas están basadas en la avaricia,
el odio o la ignorancia, o ya sea en maitri (Amor universal), generosidad
o atención consciente. Las acciones realizadas con las motivaciones de
la avaricia, el odio y la ignorancia son denominadas acciones torpes y aquéllas
basadas en maitri, generosidad y concienciación se denominan acciones
habiles. Estos son los términos básicos de la ética
en el budismo. Bajo el principio del karma las acciones habiles producen
efectos placenteros. La consecuencia de actuar a partir de motivaciones torpes
es que al final sufriremos. Cuando actuamos desde un estado mental positivo,
estamos creando las condiciones desde donde estados de tranquilidad y felicidad
surgiran
Fuente: La rueda, el espiral y el Mándala, Dh. Subhuti