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Participación de Ananda con la comunidad de discípulos del Buda
La participación de Ananda fue muy importante para que se diera una buena comunicación entre el Buda y la sangha, que cada vez era más grande. Cuando en Kosambi se suscitó una discusión entre los monjes y Devadatta provocó un cisma, Ananda ayudó a las personas a clarificar sus dudas y renovar su comunicación. Muchas veces era él un intermediario para los monjes. Les arreglaba una entrevista con el Buda y refería las palabras de éste a los líderes de otras sectas. A nadie rechazaba y se consideraba a sí mismo como un puente y no una barrera.

Durante 25 años estuve al servicio del Bendito.
Lo atendí bien, haciendo obras amorosas
y tan de cerca como una sombra que nunca se separa.

Durante 25 años estuve al servicio del Bendito.
Lo atendí bien, hablando con palabras amorosas
y tan de cerca como una sombra que nunca se separa.

Durante 25 años estuve al servicio del Bendito.
Lo atendí bien, teniendo sólo pensamientos amorosos
y tan de cerca como una sombra que nunca se separa.
(Theragatha 1041-1043, citado en Great Disciples of the Buddha, p. 148)

Cerca de la muerte del Buda
Cuando el Buda se preparaba para morir, Ananda se deprimió mucho. Se fue hacia su aposento y se recargó en el marco de la puerta mientras se lamentaba profundamente. Decía, “¡es una pena! ¡Todavía soy un aprendiz y tengo tanto por andar! El maestro está muriendo, él que ha sido tan compasivo conmigo”. (Mahaparinibbana Sutta, Dîgha-Nikaya 16, en The Long Discourses of the Buddha, p. 265)

El Buda notó la ausencia de Ananda y le pidió a un monje que lo llamara. Cuando por fin acudió, el Buda lo consoló. Le dijo que todas las cosas compuestas están sujetas a la decadencia. Entonces, ¿cómo no habría de morir él? Luego, lo animó y lo alabó. “Durante mucho tiempo, Ananda, has estado en presencia del Tathágata, manifestando tu amor y bondad con los actos de tu cuerpo, tu habla y tu mente, siendo beneficioso, bendito, sincero y sin limitarte. Has alcanzado mucho mérito, Ananda. Esfuérzate y en poco tiempo te verás libre de corrupciones” (Íbid.)

Después, el Buda se dirigió a los monjes y les dijo que todos los budas del pasado habían tenido un asistente como Ananda y que lo mismo sucedería con los budas del futuro. Asimismo, añadió que Ananda siempre fue muy sabio. Él sabía cuándo era el mejor momento para que los monjes, las monjas y los practicantes laicos vinieran a ver al Buda y cuándo el tiempo era propicio para que hicieran lo mismo los reyes, los ministros reales y los líderes de otras escuelas y sus discípulos. Aun más, les dijo que “Ananda tiene cuatro cualidades sobresalientes y maravillosas. ¿Cuáles son? Si un grupo de monjes viene a ver a Ananda se sienten complacidos con tan sólo encontrarle; cuando Ananda les habla del Dharma se sienten también complacidos y si permanece en silencio se sienten desilusionados y lo mismo sucede con las monjas y con los practicantes laicos, hombres y mujeres” (Íbid.).

El camino de Ananda hacia la iluminación
Tras el parinirvana del Buda, Ananda se marchó a meditar al bosque pero cuando los habitantes de la región supieron que el asistente personal del Buda se encontraba cerca le llovieron los visitantes. El Buda, Sariputra, Modgalyayana y Pasenadi, el rey justo, todos ellos habían muerto ese mismo año. La gente sentía un enorme deseo de consuelo. Sabían que Ananda se caracterizaba por responder a sus necesidades, por lo tanto, era raro que estuviera solo. En una de esas, un deva que vivía en el bosque se le apareció y le dijo:

Ya que has entrado en la espesura y te has sentado al pie de un árbol,
Ahora que has dejado que el Nibbana se aposente en tu corazón,
¡Medita, Gotama y no seas negligente!
¿Qué bien te puede hacer tanto alboroto?
(Samyutta-Nikaya ix.5, citado en Great Disciples of the Buddha, p. 179)

y Ananda respondió ante esta exhortación con un renovado sentimiento de urgencia.

El primer concilio en la historia del budismo
Mientras tanto, Mahakasyapa había decidido convocar a un concilio para regularizar los contenidos de la enseñanza del Buda, el Budadharma. Como Ananda conocía la mayoría de los discursos era indispensable que asistiera al concilio. Sin embargo, de los 500 monjes invitados solamente él todavía no era un arahat. A medida que se aproximaba la fecha del concilio, Anuruddha sugirió que no se admitiera la presencia de Ananda a menos que hubiera traspuesto ya las últimas impurezas y alcanzara el estado del arahat. Anuruddha sabía bien lo que hacía. Ahora, Ananda se aplicaría con todo su esfuerzo a la práctica espiritual. Así fue. Practicó los cuatro fundamentos de la atención consciente durante toda la noche y, en las primeras horas del día, justo cuando se iba a acostar para dormir, su mente se vio liberada por fin de toda corrupción alcanzando la iluminación. El concilio estaba a punto de empezar. No bien se estaban sentando apenas todos los monjes que asistían al acto cuando llegó Ananda, volando por el aire gracias a sus poderes psíquicos. Tomó asiento y, con base en sus recuerdos, se fueron estableciendo las antologías que componen el Sutta Pitaka.

Muerte de Ananda
Cuando Ananda tenía 120 años comprendió que su fin estaba cerca. De modo que planeó un viaje de Rajagraha a Vaishali, tal como había hecho el Buda. Cuando se enteraron de esto el rey de Magadha y los príncipes de Vaishali se apresuraron a reunirse con él, cada uno desde donde se encontraba, para desearle un buen viaje. Como quería hacer justicia a ambos sitios, Ananda se elevó por el aire utilizando sus poderes psíquicos y dejó que el fuego consumiera su cuerpo. Después, sus reliquias se dividieron y se erigieron sendas estupas. Era típico de la gentil habilidad de Ananda evitar que se suscitaran pleitos por su causa y eso fue lo que hizo, incluso en el caso de lo concerniente a sus ritos fúnebres y sus restos.

Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.